Odontopediatría

Para nosotros, los niños deben relacionarse con el odontólogo desde edades tempranas, 2 o 3 años, para que se familiaricen desde pequeños y vayan adquiriendo hábitos de revisiones periódicas. El miedo, generalmente inducido por los mayores que les rodean, tiende a ser un obstáculo para que se conciencien de la importancia de la visita periódica al odontólogo. Los “dentistas” tenemos fama de producir dolor. Son muchos los pacientes que tienen traumas de su infancia por una mala experiencia con algún colega.
Por eso, aunque no tengan nada tan pequeños, nos gusta que se familiaricen con las cosas del equipo con el que trabajamos en su boca: turbina, micromotor, suctor de saliva, pinza, espejo, explorador, jeringa de aire y agua… Haciendo de cada visita al odontólogo un juego, experimentan que no hay nada que temer y les predispone en positivo a que se les pueda realizar algún tratamiento si se diera el caso. Este tipo de atención está incluido en nuestro plan preventivo de salud bucodental, donde buscamos, no sólo que el paciente obtenga un estado de salud en su boca, sino que lo mantenga en el tiempo.

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